sábado, 20 de marzo de 2010

Paulo Coelho trabaja en Meridiano y firma con seudónimo

“Hubo un colapso en el ser humano de Noel Sanvicente, ese que se separa del Director Técnico, y de cualquier otro rol de esos tantos que asumimos los seres humanos, unos más públicos que otros, pero en fin, muchas veces olvidamos que en el fondo somos seres humanos, y eso tiene que prevalecer por encima de cualquier interés”.

Así comienza la nota que publicó ayer Meridiano acerca de la renuncia del técnico del Caraca FC, Noel “Chita” Sanvicente. La firma Heitel Alvarado, aunque sospecho que eso no es más que un seudónimo detrás del cual se esconde Paulo Coelho. Sólo así se explicarían el mal estilo literario, el tono de autoayuda reflexiva y la falta de rigor periodístico.

La vieja escuela, la de la pirámide invertida, enseñaba que en el primer párrafo se debían responder las 5-W y luego, en orden jerárquico, ir vaciando toda la información. La nueva, mucho más flexible, dice que eso no es necesario y admite las llamadas entradas literarias y tal. Sin embargo, una cosa es una entrada literaria y otra cosa es ese galimatías de Meridiano en el cual se mezcla el desdoblamiento de roles de la psicología social con los consejos de Maribel Anders o Mayte.

Si después de leer ese primer párrafo uno se pregunta cuál es la noticia, la única respuesta posible es: Noel Sanvicente colapsó. ¿Y en realidad es esa la noticia? No. La noticia es que Noel Sanvicente renunció al Caracas FC. Lo de su estado anímico, las muertes y las derrotas, cómo no, son datos importantes que sirven para contextualizar y describir en medio de qué situación se produjo la renuncia, pero no son la noticia.

Como todo siempre puede ser peor, más adelante Coelho, digo, Alvarado, escribe lo siguiente:

hay otra serie de factores que lo llevaron a separarse del Caracas, y vaya que deben ser pesados esos factores que inclinaron la balanza

Nada quisiéramos nosotros más, (sic) que poder decirles cuales (sic) son esos otros factores…pero no lo (sic) sabemos, y ambos éticamente los ocultan a la luz pública, pero de que hay algo, lo hay, y es nuestro deber advertirlo

Más allá de la cacofonía, el mal uso de las comas y el ‘ocultamiento ético’ (¿?), cabe preguntarse: ¿es propio esto de un periodista? Definitivamente no. Acá hay una mezcla de información –“hay otra serie de factores que lo llevaron a separarse”-, con los deseos del redactor –“nada quisiéramos nosotros más”-, con sus reflexiones –“vaya que deben ser pesados”-, con sus percepciones –“de que hay algo, lo hay”- y en fin. Si todo eso hubiese estado escrito dentro de una columna de opinión, bueno, sería una columna de opinión muy mal escrita, pero columna de opinión al fin. El problema es que es una nota periodística, que de periodística e informativa tiene muy poco, y de especulativa, opinática, autoayudática y paulocoelhoática lo tiene todo.

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